El Niño Problema
Hoy quiero
contarles la historia de un héroe. No es Superman, ni Iron Man; es el
tradicional héroe sin capa, que representa más que cualquier persona en mi
vida.
Abuelo Jack me
cuenta que fue el típico niño que distraía a la clase e irrumpía el orden. Eso
era grave en el colegio católico al que asistía en el tiempo en donde la
televisión aún se veía en blanco y negro.
Lastimosamente,
no existían diagnósticos ni la comprensión hacia los chicos que procesan la
información de forma distinta. En esos tiempos, todo se arreglaba con golpes y
con palabras que calaban directo al corazón.
Recuerda que lo
castigaban incontables veces. Él a veces se sentía triste, pero pronto se
recuperaba del castigo y seguía con sus bromas; haciendo reír a sus compañeros.
“Porque eso es lo que hacen los héroes”.
Pero la sonrisa
que más le interesaba era la de Daniela. Dani tenía un hermoso cabello largo
sujetado en una trenza. Aquella niña delgada, alegre y tímida de 12 años era su
mayor inspiración. Quería ser mejor estudiante por ella, aunque casi nunca lo
lograba.
Él ya no
recuerda ni cómo se animó, pero un buen día le pidió que fuera su novia y ella
dijo que sí. Ese día, según cuenta, fue uno de los mejores momentos de su corta
existencia.
Un segundo gran
momento fue cuando fue invitado a la casa de Dani a comer. Según dice, mamá
cocinaba muy rico, pero yo estoy seguro de que en lo que menos pensaba era en
la comida.
Aunque para
cualquier chico hubiera sido abrumador compartir la mesa con sus 4 hermanas y
sus papás, no lo fue para Jack. Él era muy despierto y buen conversador.
Al final de la
comida, el papá de Dani lo llamó aparte. Él, naturalmente, se asustó un poco.
Le pidió que se sentara junto a él y se quedó en silencio. Luego, le preguntó
por su equipo favorito de fútbol y al escuchar que coincidía, le regaló un
caramelo.
A partir de ese
día, Jack notó cómo crecía un cariño paternal entre ellos y siguió visitándolo
para escuchar los partidos en la radio. Esa admiración tan grande que Jack
sentía por el padre de Dani fue uno de los motivos por los cuales le dolió
tanto que, enojada por su comportamiento, la monja le reprendiera con duras
palabras; tan duras que algunas calaron en lo más profundo de sí: “Nunca
cambiarás, Jack, no maduras… sos un caso perdido, por eso Daniela y su familia
te tienen lástima… saben que no vas a llegar lejos”.
El abuelo Jack
se convirtió en un importante asesor financiero para una firma internacional.
Se casó con una mujer amorosa y comprensiva, mi abuela. Y aunque Dani y su
padre sean solamente un recuerdo en su mente, sé que atesorará todo lo que
significaron en su vida por siempre y para siempre.
Cada que me
siento mal o que siento que he hecho algo mal, él me abraza y me explica que no
existen los niños revoltosos ni los casos perdidos. Solo personas que aprenden
diferente y que tanto para esas personas, como para quienes son “normales”,
equivocarse es algo natural.
Abuelo Jack es
mi mayor inspiración y mi más grande héroe.
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