martes, 30 de noviembre de 2021

El Niño Problema

 

El Niño Problema

 

Hoy quiero contarles la historia de un héroe. No es Superman, ni Iron Man; es el tradicional héroe sin capa, que representa más que cualquier persona en mi vida.

 

Abuelo Jack me cuenta que fue el típico niño que distraía a la clase e irrumpía el orden. Eso era grave en el colegio católico al que asistía en el tiempo en donde la televisión aún se veía en blanco y negro.

 

Lastimosamente, no existían diagnósticos ni la comprensión hacia los chicos que procesan la información de forma distinta. En esos tiempos, todo se arreglaba con golpes y con palabras que calaban directo al corazón.

 

Recuerda que lo castigaban incontables veces. Él a veces se sentía triste, pero pronto se recuperaba del castigo y seguía con sus bromas; haciendo reír a sus compañeros. “Porque eso es lo que hacen los héroes”.

 

Pero la sonrisa que más le interesaba era la de Daniela. Dani tenía un hermoso cabello largo sujetado en una trenza. Aquella niña delgada, alegre y tímida de 12 años era su mayor inspiración. Quería ser mejor estudiante por ella, aunque casi nunca lo lograba.

 

Él ya no recuerda ni cómo se animó, pero un buen día le pidió que fuera su novia y ella dijo que sí. Ese día, según cuenta, fue uno de los mejores momentos de su corta existencia.

 

Un segundo gran momento fue cuando fue invitado a la casa de Dani a comer. Según dice, mamá cocinaba muy rico, pero yo estoy seguro de que en lo que menos pensaba era en la comida.

 

Aunque para cualquier chico hubiera sido abrumador compartir la mesa con sus 4 hermanas y sus papás, no lo fue para Jack. Él era muy despierto y buen conversador.

 

Al final de la comida, el papá de Dani lo llamó aparte. Él, naturalmente, se asustó un poco. Le pidió que se sentara junto a él y se quedó en silencio. Luego, le preguntó por su equipo favorito de fútbol y al escuchar que coincidía, le regaló un caramelo.

 

A partir de ese día, Jack notó cómo crecía un cariño paternal entre ellos y siguió visitándolo para escuchar los partidos en la radio. Esa admiración tan grande que Jack sentía por el padre de Dani fue uno de los motivos por los cuales le dolió tanto que, enojada por su comportamiento, la monja le reprendiera con duras palabras; tan duras que algunas calaron en lo más profundo de sí: “Nunca cambiarás, Jack, no maduras… sos un caso perdido, por eso Daniela y su familia te tienen lástima… saben que no vas a llegar lejos”.

 

El abuelo Jack se convirtió en un importante asesor financiero para una firma internacional. Se casó con una mujer amorosa y comprensiva, mi abuela. Y aunque Dani y su padre sean solamente un recuerdo en su mente, sé que atesorará todo lo que significaron en su vida por siempre y para siempre.

 

Cada que me siento mal o que siento que he hecho algo mal, él me abraza y me explica que no existen los niños revoltosos ni los casos perdidos. Solo personas que aprenden diferente y que tanto para esas personas, como para quienes son “normales”, equivocarse es algo natural.

 

Abuelo Jack es mi mayor inspiración y mi más grande héroe.




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